“Ese día, ese día como todos los días en Puerto Rico, el sol había salido radiante. “Maelo”, como era su costumbre, se levantó temprano, se bañó, se rasuró, se cambió, se perfumó, se puso lindo “mi negro”. Tomamos juntos el desayuno sin saber lo que iba a suceder. Ese día le iba a preparar sus habichuelas y tostones que tanto le gustaban, pero él no quiso que fuera al mercado, me dijo: “Mami, hoy no cocines, descansa, voy a comprar comida hecha”. Llegado el mediodía así lo hizo y hasta me trajo un fresco de limón. Almorzó, se recostó en la cama. Yo me puse a ver la televisión en mi mecedora. Lo observaba durmiendo y, no sé, mi corazón comenzó a presentir algo. Cerca de las cuatro de la tarde se levanta, lo noto desencajado, le pregunto: “¿Tienes algo Maelo?” y me dice: “no mami”, enseguida se sienta a mi lado. Yo veía televisión con un ojo y con el otro lo miraba, no sé, como que lo notaba pálido, nervioso. Minutos después me asustó. Su cara se le ponía roja, negra – supe que era por la presión sanguínea que le subía y bajaba- le insisto: “¿Te pasa algo Maelo?” y me responde: “No sé mami… te quería decir tantas cosas… pero como que no puedo… yo… de repente le vienen las convulsiones. Se viene en sangre por la boca… yo lo abrazo… fuertemente… él se abraza a mí y… al instante me suelta… yo grito desesperada, lo subimos a un carro y en el trayecto al hospital me doy cuenta que mi hijo… mi hijo Ismael Rivera había entregado su alma al Señor… había muerto mi hijo Maelo, cuando eran las 4:45 de la tarde. Maelo, Descansa en Paz” (Tal como me lo contára la madre de Ismael Rivera, Doña Margatira) Por: Carlos Loza Arellano, columna "Caribe Soy", diario "Extra".
Nota: Como recordatorio agrego que Maelo fallece el 13 de mayo de 1987.